La importancia de Cucurbita máxima en el mundo, ha sido reconocida principalmente
por su alto valor nutritivo, propiedades medicinales y versatilidad en su uso.
En el mundo, las cifras más recientes indican que en el
2007 se sembraron 1’503.336 ha con una producción total de 20’296.443 toneladas
y rendimientos promedios de 13.50 t/ha.
En América se registra una superficie de cultivo de 175.064 ha sembradas, con una producción total de 2’208.930 toneladas y rendimientos promedios de 12.62 t/ha (FAO, 2009).
Para el
2008 se reportan en Colombia 3.997 ha sembradas, una producción de 53.298
toneladas y rendimientos promedios de 13.85 t/ha (Agronet, 2009).
Actualmente, la producción de ahuyama cuenta con una
serie de limitantes entre los que se encuentran la poca disponibilidad de
cultivares nacionales mejorados. De otro lado, la ahuyama se ha considerado
como un cultivo rustico con un amplio rango de adaptación; sin embargo, los
efectos ambientales podrían tener implicaciones negativas en el rendimiento y
productividad del cultivo al impedir que prospere competitivamente en todos los
ambientes, posiblemente por las condiciones contrastantes de clima, suelo, fertilidad,
incidencia de plagas, enfermedades, y manejo agronómico.
Esta condición presume
que la ahuyama puede ser muy sensible a la interacción genotipo por ambiente.
Teniendo en cuenta la importancia del zapallo para la
seguridad alimentaria del país, que Colombia dispone de pocos cultivares
nacionales mejorados y que son pocos los estudios, se hace necesario contribuir
a la investigación en esta especie, a través de la evaluación y selección de
familias que den origen a nuevas
variedades estables genéticamente.
El desarrollo de nuevas variedades de ahuyama, a través
de un proceso de mejoramiento genético se constituye en una alternativa viable
en la solución de limitantes en el cultivo.
En Colombia, la investigación de ahuyama fue inicialmente
realizada por el Instituto Colombiano Agropecuario (ICA), institución
responsable por el registro de las variedad Zapallica, y Valluna.
El objetivo es realizar
el proceso de hibridación, manejando un protocolo claro que nos permita obtener
resultados cuantitativos y poder obtener un hibrido de la unión o cruce
intraespecifico de dos variedades de ahuyama, con la utilización del método de hibridación artificial se espera
atender un programa de mejoramiento genético, con la
obtención de resultados en cuanto a resistencia, productividad, tiempos de
cosechas, y características fenotípicas plantas altamente productivas, de
habito de crecimiento más compacto , prolíficas, excelente calidad de frutos y con
resistencia a las principales enfermedades y plagas de importancia económica (Estrada
Salazar et al.,